Proyecto/archivo “Altar Mujeres SXXI”es una manifestación de mujeres y movimientos de luchas de todas las épocas y culturas, voces de relatos textuales y visuales que cuestionan. Una gran instalación audiovisual e interactiva que dice BASTA a toda discriminación y violencia de género. Proximamente Buenos Aires, Argentina 2019.
Marielle Franco, activista en la lucha por los derechos de las mujeres en la favela.
«Mujer, negra, de Maré (complejo de favelas en Río de Janeiro) y defensora de los Derechos Humanos». Así se definía en sus redes sociales Marielle Franco, la concejala brasileña asesinada la semana pasada a los 38 años, destacando en primer lugar su color y género, su origen y la misión que eligió en la vida.
Franco era conocida por sus duras críticas a la gestión del gobierno brasileño contra la violencia, y por su defensa de las mujeres.
La concejal brasileña dedicó su vida a defender a los más vulnerables y denunciaba el abuso de la Policía en las barriadas más pobres del país. La concejal del Partido Socialismo y Libertad (PSOL) de Brasil,Marielle Franco, una activista de los Derechos Humanos (DD.HH.) y la quinta parlamentaria más votada en las elecciones de Río de Janeiro de 2016, conmocionó a la nación suramericanapor su inesperado asesinato.
La madre, feminista y socióloga dedicó su vida a la militancia por la defensa de los DD.HH. y a la denuncia de las acciones violentas en los sectores populares del país. Su lucha inició tras la muerte de una amiga, víctima de una bala perdida, durante un tiroteo con policías y traficantes de drogas en la comuna donde nació y vivió.
Victoria Subirana, más conocida con el nombre Vicki Sherpa, pedagoga y cooperante catalana, ha dedicado su vida a luchar contra las desigualdades sociales de niños y niñas, marginados, discapacitados y mujeres de Nepal. Vicki ha utilizado la educación como herramienta para poder combatir estas desigualdades y provocar así un cambio social.
Cristina Fernández destacó ante la ONU los avances en igualdad de género y afirmó que: “las mujeres debemos instalar la lucha con mayor fuerza, por nuestros hijos y por nuestros nietos”
En su ponencia, la Presidenta sostuvo que “tres son los ejes para lograr realmente la igualdad de género: la autonomía económica, la autonomía política y personal y la autonomía social” y aclaró que ello “solamente puede darse en una sociedad o en un país en donde haya un proceso de inclusión social global con desarrollo y crecimiento económico”. “Soñar con igualdad de género en un país inequitativo, en un país con grandes brechas sociales es simplemente retórica o ilusión”, aseguró.
Alfonsina Storni tuvo una vida tan dura como apasionante. Nació en 1892 en la ciudad suiza de Capriasca, donde sus padres, argentinos, habían emigrado para trabajar. Cuando Storni tenía cuatro años, su familia regresó a Argentina, y allí la futura poetisa pasó gran parte de su vida y vivió una adolescencia y juventud llena de precariedad. Alfonsina Storni vivió siempre marcada por las estrecheces económicas, condicionada en la infancia por el alcoholismo de su padre y obligada a sobrevivir por sí misma desde pequeña. En 1909, con 17 años, sale del lecho familiar asumiendo que debía ganarse el pan por sí misma. Así, se trasladó a la ciudad argentina de Coronda para estudiar magisterio, al mismo tiempo que trabajaba en una empresa de gorras, en otra de aceites y también como celadora en una escuela. Aún así, el dinero le llegaba a duras penas para poder vivir, por lo que decidió hacer escapadas a Rosario para cantar en un teatrillo como corista. Cuando esto se descubrió, Alfonsina pensó en suicidarse arrojándose al río. La situación llegó a estabilizarse un poco cuando la poeta obtuvo el título de maestra rural y comenzó a ejercer en una escuela de Rosario, que incluso llegó a dirigir, aunque sus ataques de nervios la obligaron a dejar el trabajo.
Además de las penurias familiares, la escritora argentina debió enfrentarse a gran número de adversidades, especialmente en lo que se refería a la aceptación social en una época, principios del siglo XX, en la que sus inquietudes y problemas resultaban incomprensibles. Para empezar, sus ideas feministas le granjearon más de una enemistad y algunos desdenes. Además, hubo especialmente un factor que marcó indudablemente su vida: es sabido que siempre se consideró un hombre dentro del cuerpo de una mujer. Algo que aportó mucha amargura y frustración a la escritora a lo largo de toda su vida. Asimismo, en el aspecto íntimo se la relaciona con alguna mujer y también con hombres, como el caso de su primera pareja, que la dejó embarazada con 20 años y desapareció después.
Esa supuesta bisexualidad también trastoca su mente a lo largo de toda su vida. Con este cóctel molotov de búsqueda de su identidad, rechazo social, miedo y confusión, al mismo tiempo que malvive con varios trabajos y trataba a duras penas de sacar adelante sus poemas; todo ello provocó en ella un estado anímico casi de depresión continua, así como episodios considerados propios de una persona enajenada. A pesar de su sufrimiento, Alfonsina Storni siempre tuvo claro que quería dedicar su existencia a luchar contra la desigualdad de género, así como las discriminaciones a las que se veían expuestas las mujeres,mediante su prolífica obra como escritora y también como periodista. El primer libro de Alfonsina Storni fue La inquietud del rosal, publicado en 1916, cuando la escritora era pobre, madre soltera y estaba prácticamente sola. Sus siguientes obras fueron El dulce daño (1918), Irremediablemente (1919), y Languidez (1920). En todas ellas expresó sus frustraciones con los estereotipos de las mujeres. Precisamente en este último libro escribió en uno de los versos: “Señor, el hijo mío que no me nazca varón”. En 1920 Alfonsina Storni ganó el Primer Premio Municipal de Poesía y el Segundo Premio Nacional de Literatura por Languidez. En 1921, el Teatro Infantil Municipal Labardén creó un puesto para ella y en 1923 se convirtió en profesora de Lectura y Declamación en la Escuela Normal de Lenguas Vivas. Poco después obtuvo una cátedra en el Nacional de Música y Declamación.
En el verano de 1935 Alfonsina descubrió que tenía cáncer de mama. Bañándose en el mar, una ola fuerte y alta la golpeó en el pecho sintiendo un dolor muy fuerte y perdiendo el conocimiento. Descubrió un bulto en el pecho que hasta el momento no se había notado. Fue operada y, aunque se pensaba que era un tumor benigno, en realidad tenía ramificaciones, por lo que tuvo que someterse a una mastectomía, que le dejó grandes cicatrices físicas y emocionales.
Este hecho la sumió en un estado cercano a la esquizofrenia, tal y como fue finalmente diagnosticado por sus médicos. Se encerró profundamente en sí misma y siguió escribiendo, haciendo alusión cada vez más al mar en sus poemas. En 1938, cuando los médicos le confirmaron que el cáncer había llegado a su garganta tomó un tren a Mar del Plata y se alojó en un pequeño hotel. Dos días después de su llegada escribió el poema Me voy a dormir y lo envió a la redacción del periódico La Nación. Mientras el público ya leía su poema, ella, en la madrugada del 25 de octubre, se introdujo poco a poco y suavemente en el mar, hasta morir ahogada. Tenía 46 años.
Una poesía. Palabras para mostrar su rebeldía por el machismo de la época.
“Altar Mujeres SXXI #vidasenlucha” es un laboratorio/instalación transdisciplinario en cruce con la perspectiva de género, que sintetiza el trabajo de una plataforma dedicada a la investigación y producción de obra. Un archivo global de todos los tiempos y culturas.